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Prioricemos a nuestros pueblos del océano

Para garantizar enfoques efectivos, equitativos y sostenibles en materia de gobernanza y gestión de los océanos, debemos priorizar a los "pueblos del océano", sus guardianes y guardianas

Gráficos por Ines Hirata/ Consorcio TICCA. Fotos por cortesía de CoopeSoliDar, Mwambao, Mohammad Arju, Femy Pinto/ NTFP-EP y Aris Leoven

First published on 06/07/2023, and last updated on 07/19/2023

Escrito por Mohammad Arju, coordinador de comunicaciones, Consorcio TICCA


Nuestro patrimonio compartido, el océano, siempre ha sido cuidado por nuestras comunidades costeras e insulares. Para que esto siga siendo así, debemos garantizar el derecho a la autodeterminación de los Pueblos Indígenas y las comunidades locales, quienes son los guardianes y las guardianas de nuestros bienes comunes medioambientales.

Lamentablemente, el legado del colonialismo y la extracción insostenible de recursos ha contribuido a las crisis climática y ecológica actuales, y continúa afectando la forma en que interactuamos con y cuidamos el océano.

Sin embargo, hay muchos indicios de que el enfoque sobre la gobernanza y la gestión de los océanos está cambiando gracias a los esfuerzos de nuestras comunidades.

Muchas comunidades costeras e insulares están reavivando los conocimientos Indígenas y tradicionales y los sistemas de gobernanza para cuidar el océano en sus territorios. En muchos lugares, los Pueblos Indígenas y las comunidades locales se refieren a estas zonas y territorios como territorios de vida. Estos territorios de vida son tan diversos como los pueblos y comunidades que los conforman y sostienen a través de sus culturas, sistemas de gobernanza y prácticas únicas.

Los legisladores tienen que reconocer las contribuciones positivas que estos sistemas de gobernanza indígenas y locales pueden hacer. Los estados tienen la responsabilidad de crear un entorno en el que estas comunidades puedan determinar sus prioridades. Si eso ocurre a nivel nacional, estas comunidades podrán proteger los hábitats oceánicos, promover la diversidad biocultural y preservar sus culturas y medios de vida.

Tengo la fortuna de trabajar con comunidades de todo el mundo que priorizan el océano. Trabajar con comunidades para contar historias sobre sus logros me produce una inmensa alegría, así que permítanme compartir con ustedes algunos ejemplos de esto.

En la isla de Pongso no Tao, en Asia Oriental, la isla del Pueblo Tao, durante generaciones, todo su “orden mundial y normas comunitarias” se han basado en lo que el líder Indígena y mi colega de Pongso no Tao, Sutej Hugu, llama “la armonía de todas las especies”. El Pueblo Tao tiene su calendario ecológico tradicional, que define rituales estacionales y medios de vida sostenibles en respuesta al ciclo ecológico y al ritmo natural de la isla.

Y para poder continuar con esta tarea como guardianes y guardianas de sus “territorios de vida” marinos, el Pueblo Tao, junto con otros Pueblos Indígenas del país, a lo largo de las últimas décadas, ha tenido que movilizar recursos y organizarse en el contexto de los nuevos y emergentes desafíos externos de Taiwán en la actualidad. Como resultado de sus incansables esfuerzos, los Pueblos Indígenas de Taiwán siguen adelante con el plan de gobernanza autónoma unida.

Un segundo ejemplo es el de las comunidades de pescadores de la cuenca baja del río Casamance, en Senegal. Hace casi dos décadas, el líder de los pescadores, Salatou Sambou, quien ahora también es mi colega en el Consorcio TICCA, sintió la necesidad de revitalizar el territorio de su comunidad. Salatou lideró el proceso, y los pescadores locales del pueblo Diola de la región se movilizaron y reunieron a casi 12.000 personas para formar una asociación llamada Kawawana. Kawawana significa “nuestro patrimonio que debemos preservar juntos”. Ellos declararon su territorio de vida para mantener sus medios de subsistencia y toda la diversidad de la vida.

Gracias a sistemas de gobernanza y gestión basados en las tradiciones, el territorio goza ahora de una próspera diversidad de vida acuática. Esto también fue posible en parte porque la comunidad consiguió que el gobierno senegalés reconociera oficialmente sus hábitats acuáticos como territorio de vida en 2010. El éxito de Kawawana también inspiró y ayudó a otras comunidades de Senegal a declarar sus territorios de vida.

Otro ejemplo que me llena de alegría, en Latinoamérica, en Chile, en la región de Aysén, es la iniciativa del Pueblo Indígena Mapuche Williche de trabajar conjuntamente con las comunidades locales de pescadores artesanales para gobernar y cuidar juntos los territorios de vida costeros y marinos. Este es un avance significativo para el océano en Latinoamérica y en lo que respecta a la colaboración entre comunidades. En palabras de la Asociación de Comunidades Territorio Williche-Chono, esto ocurre en un momento crítico en el que el ecosistema marino del archipiélago y sus habitantes se ven amenazados por la acuicultura insostenible, la sobrepesca industrial, la pobreza y la inequidad.

Esta iniciativa de los Pueblos Indígenas ha sido posible, en parte, gracias al apoyo de políticas que permiten reconocer legalmente las iniciativas de las comunidades Indígenas en Chile. Aunque en general ha habido una falta de protección efectiva por parte del estado, los Pueblos Indígenas del país lograron en 2008 una ley nacional que puede clasificar una zona como Área Costera y Marina de Pueblos Indígenas. Ahora, estas comunidades pueden confiar en que su automovilización y sus esfuerzos por sostener y defender el océano consigan el reconocimiento y la protección legales.

Quiero destacar que, en todos estos ejemplos exitosos, las comunidades prosperan porque promovieron cambios positivos en los marcos jurídicos, de políticas e institucionales de sus países, tanto a nivel local como nacional, los cuales fueron adoptados y aplicados por sus gobiernos. Estoy convencido de que si los gobiernos de todo el mundo aplicaran este enfoque de eficacia demostrada a los territorios de vida y eliminaran las barreras estructurales y políticas que obstaculizan el liderazgo y la administración de los Pueblos Indígenas y las comunidades locales en la gobernanza y la gestión de los territorios oceánicos y costeros, podríamos cambiar el rumbo del planeta Océano.

Podría contar muchas más historias exitosas de Pueblos Indígenas y comunidades locales que gobiernan, gestionan y conservan sus territorios de vida. Sin embargo, quiero terminar mencionando que estas comunidades merecen nuestro apoyo, tanto a nivel local como nacional e internacional, por parte de sus gobiernos. Con el fin de garantizar enfoques eficaces, equitativos y sostenibles de la gobernanza y la gestión de los océanos, debemos priorizar a los “pueblos del océano”, los guardianes y las guardianas de los océanos.